Hola a todos/as! ¿Cómo estamos? Ha sido un privilegio compartir mi viaje con ustedes. Ahora voy a reflexionar un poquito con ustedes para decir adiós y gracias por acompañarme.
Voy a recordar mucho de mi tiempo en Argentina. Voy a recordar mi casita, mis estudiantes y la naturaleza tan linda en Misiones. De Buenos Aires, voy a recordar las calles llenas de gente, el sol bonito y la danza y la música que siempre hay en las plazas de la ciudad. También no voy a olvidar la pobreza, la tristeza y la opresión que vi acá en algunos lugares. Este lado de una cultura también es importante entenderlo y recordarlo.
Más que todo lo demás, voy a recordar las caras y los abrazos de las personas acá. Recuerdo a Elsa, con quien vivía; a mi jefe Rubén, quien me ayudaba en todo; y a mi amiga Ianka, quien era como una hermanita para mí. También recuerdo las conversaciones espontáneas en los hostales: con un músico italiano, un militar brasileño y una científica alemana. Por meses o por días, las historias y experiencias de estas personas van a quedarse conmigo por mucho tiempo. (Pueden ver algunas fotos de estas personas importantes en este artículo).
Eso me hace pensar en un aspecto de viajar y de vivir que es muy importante.