Hace dos semanas, llegue a Oxapampa–pues, mejor decir llegar a Chontabamba. Desde Lima, volé hasta Juaja, una ciudad de la sierra con un altitud de 3,400 metros (Mt. Tom, la montaña en Holyoke solo llega hasta los 366 m), bajé tres miles de metros por La Merced, una ciudad selvatica donde hacía tanto calor, y luego subí un mil de metros hasta Chontabamba, un pueblito al lado de Oxapampa. Aquí a los 1,800 m no es pura selva ni pura sierra, pero estoy en "La ceja de selva."
Estoy muy agredicido por estar aquí en "la ceja." No hace tanto calor con un maximo de 70 grados y no tenía que preocuparme por la malaria aunque los mosquitos (flies) y los zancudos sigen picandome a pesar de la repellente. Tambien, Oxapampa es muy tranquil. Es una ciudad donde uno puede caminar por la calle con el movil en la mano y nadia lo agarraría. Sin embarago, esta tranquilidad viene con la falta de actividades y la diversión sola forma de senderísmo, salidas de bici, y juegos de cartas.
Oxapampa es incrediblemente única en comparasión al resto de Perú por el hecho de ser fundida por un grupo de colonos austroalemanes. Por eso esta región todavía lleva una gran influencia de la cultura austroalemán. Sobre todo, se ve esto en la gastronomía donde uno puede elegir desde una varidad de cervesas artesanales y también comer mucho carne de estilo alemán, los chorizos y las salchichas. La comida no acaba aquí.
